Clausura de curso 2019-2020

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Las Colegialas Mayores nos regalaron estas palabras el pasado 18 de julio, día en que celebramos la clausura del curso 2019-20 y su imposición de Becas colegiales. ¡Muchas gracias!

Creo que nunca hubiéramos imaginado, que el día de hoy iba a ser así, con distancia de seguridad y echando de menos poder compartirlo con el resto de colegialas, amigos y familiares. Pero en realidad, hubo un momento en el que ni siquiera pensábamos que podríamos tener un día para celebrar como se merece el final de esta etapa, así que queríamos empezar dándoos las gracias, familia, colegialas y a todo el equipo Vedruna. Gracias por pensar en nosotras, por conseguir que estemos todas aquí.

Una pandemia mundial nunca podrá decirse que es algo bueno, pero hoy queremos ser conscientes de lo positivo, de lo que hemos aprendido y de lo que significa echar de menos.
Hoy es un día diferente, 2020 es un año diferente, pero la verdad es que ‘’lo diferente’’ no es peor, no tiene por qué darnos miedo.
Cada uno de estos tres años en el Vedruna ha sido diferente, cada una de nosotras es diferente a aquel pollito que llego en septiembre de 2017, con más miedo que vergüenza, pero con unas ganas locas de vivir todo lo que Madrid tenía guardado para nosotras.

Diferente es pasar de tener una pequeña familia, a poder decir que tienes 100 hermanas.

Diferente es arreglarse con la puerta abierta, altavoz a todo volumen y un pasillo entero lleno de gente bailando e intercambiando ropa.

Diferente es dormir apretadas en un colchón metido con esfuerzo en las pequeñas habitaciones de este colegio que, aunque no lo parezca, dan para mucho.

Diferente es despertarse con la alarma de tu vecina, o con la vecina del final del pasillo que resulta que le gusta levantarse con el himno de España a todo volumen.

Diferente es hablar a través del enchufe o por post-its que te esperan al llegar.

Si no es diferente, llegar a tu puerta, y tener un jarrón enorme esperando ser movido a la habitación de la próxima víctima, decidme que significa ser diferente.

Aunque también es que a veces nos gusta ser diferentes, nos gusta que se sepa que somos Vedruna y que alguna de repente empiece a cantar oooooh si Vedruna sí.

Proponerte tu sola ir al gimnasio es muy diferente a conseguir apoyo moral para intentar empezar una vida sana, que acaba durando menos de una semana pero que demuestra que juntas es mejor; excepto si eres Elena que se alimenta a base de lechuga.

Diferente es vivir con la oportunidad de aprender cada día algo nuevo, contado con acentos distintos o desde puntos de vista que muestran la riqueza de nuestras diferencias.

También podría decirse que ir por el pasillo y encontrarte a Julia Castro a con un oso panda más grande que ella, o emocionarte escuchando las mil historias de Marta sobre la india, es algo diferente.

No sé vosotras, pero yo he notado mucho estos meses, que es muy diferente estudiar sola a poder decir ‘pícame y bajamos a la biblio o a una sala’ hasta que el cuerpo aguante y acabemos delirando, con un ataque de risa o de agobio.

Diferente es llegar y que este Marcela con una sonrisa en portería o que Andrea no se apunte a un bombardeo, o preguntar por Irma y que no esté durmiendo.

Y anda que no vamos a echar de menos todo esto.

Vamos a echar de menos las eternas sobremesas, aunque bueno, para eternas las asambleas. Bajar justísimas a comer porque ni después de tres años te acuerdas a que hora cierra los domingos o pedir que alguna te guarde un yogur porque no te da tiempo a llegar.

Vamos a echar de menos a Raquel afirmando que Carlota e Ibiza son hermanas, a Zara diciendo ‘¿se tacharon?’ y a Carmen Rosa preguntando si ya hemos hecho la tutoría.

Vamos a echar de menos recibir una rosa de los aquinos cada septiembre, ver a Concha subida al escenario o la voz de Marina acompañando la guitarra de Inma en cada celebración.

El mítico mensaje de Maripuchi pidiendo una americana negra para el MUN, que Lucia sea una farmacia andante, decir antes de una capea ‘mañana si o si me levanto a estudiar’ o bajar al jardín en alguna fiesta Vedruna, ver la fuente de chocolate y decir todas a la vez, ‘uy, vamos a coger buen sitio’.

Quedarnos apalancadas hablando en las escaleras al llegar, bajar a desayunar y que haya tomate, pasar por los puffs y cotillear quien hay o subir a la azotea a tomar el sol, esas cosas, también las vamos a echar de menos.

Los buenos días de Carmen, meter todo rápido en el armario porque te vienen a limpiar, que alguien pida por el grupo de colegialas que las del tercero se callen, que Carola te cuente alguna de sus famosas cagoladas o tener que hacer señales de humo para saber algo de Marta Revilla.

Pasar por el pasillo, ver mil maletas y pensar ‘ay como lo vea Emilia’.

Vamos a echar de menos que tiemble el colegio en cada ensayo del musical igual que echamos de menos a todos los colegios de niños con los que hemos intentado hacer teatros.

Bienvenidas a la nueva normalidad, a llegar a casa y no tener que echarle una firmita a Ramón mientras miras de reojo para ver si le ayudas con su crucigrama. Bienvenidas a esta nueva etapa en la que puedes dormir la siesta sin que te de un infarto porque portería tiene algún aviso que darte, a la vida sin perrito o croissant mixto para cenar los domingos, la vida sin tener una amiga como Luque que escucha marchas de Semana Santa los 365 días del año o Julia Blanco, jurista de día y bohemia de noche.

Cerramos una etapa, siendo conscientes de lo afortunadas que hemos sido de poder vivirla. Acabamos con la mochila cargada de cosas nuevas, de experiencias, y gente que cada día nos ha enseñado algo. Nos conocemos en las buenas y en las no tan buenas, con nuestras mejores galas y con nuestros mejores moños de estudio. Hemos aprendido a convivir, a respetar, a ser un poco mas responsables, y a disfrutar de la suerte que es vivir en un Colegio Mayor rodeada de amigas.

Una despedida nunca es fácil por lo que mas que una despedida nos gustaría plantear este encuentro como una bienvenida a este nuevo camino que se abre a cada una de nosotras, partiendo todas de un mismo punto, que nos mantendrá unidas siempre, el Vedruna.

Hoy recibimos la beca, que no se nos olvide lo que esto significa, el orgullo que es decir que somos colegialas mayores Vedruna, y que somos fuertes, humildes y diligentes como decía Santa Joaquina.

Que no se nos olvide todo lo que hemos aprendido y vivido aquí, juntas. Que nunca dejemos de sentir que el Vedruna es nuestro hogar, y que somos familia, porque esto, no lo puede decir cualquiera, igual que no cualquiera supera una pandemia mundial y aprende que echar de menos es algo bueno, y que lo diferente nos hace disfrutar y valorar la vida en todas sus variantes.

Gracias por estos 3 años, por formar parte de una de las etapas más bonitas y especiales de nuestra vida porque serán los recuerdos, el cariño y todo los momentos compartidos lo que llevaremos con nosotras, el lazo que nos une y nos unirá, porque una despedida no significa un adiós.

Gracias a cada una por estos años, por vuestra implicación y cariño. Os esperamos siempre en vuestra Casa, en el Vedruna.

–>Podéis descargar todas las fotografías de la Clausura AQUÍ.